Por Alejandro Garzón
En un mundo marcado por desigualdades crecientes y conflictos devastadores, las palabras de Fidel Castro, pronunciadas en un acto en Rusia, resuenan con una fuerza renovada y urgente. «¡Viva el internacionalismo proletario!» exclamó el líder revolucionario, recordándonos la importancia de unir fuerzas más allá de las fronteras nacionales para enfrentar las injusticias y desafíos que enfrentamos hoy.
El internacionalismo proletario, que alguna vez fue el faro de esperanza para millones de trabajadores y trabajadoras alrededor del mundo, debe ser revitalizado en nuestra lucha actual. Hoy, más que nunca, es crucial que los pueblos de todas las naciones se unan en una causa común contra la opresión, la explotación y la violencia que azotan nuestras sociedades.
Los tiempos que vivimos nos exigen solidaridad y acción conjunta. Las políticas neoliberales y capitalistas han exacerbado la desigualdad, despojando a las y los trabajadores de sus derechos y dignidad. En América Latina, Asia, África, Europa y más allá, vemos un patrón de represión y explotación que sólo puede ser combatido a través de la unidad internacional.
El llamado de Fidel no es simplemente una evocación del pasado; es una invitación a construir un futuro donde la justicia social, la igualdad y la paz sean pilares fundamentales. Los movimientos populares, sindicatos, partidos políticos y organizaciones sociales deben fortalecer sus lazos, intercambiar experiencias y apoyarse mutuamente en esta lucha global.
En Argentina, como en tantas otras partes del mundo, enfrentamos desafíos monumentales. Las medidas económicas regresivas, la represión de las protestas sociales y el desmantelamiento de derechos conquistados son solo algunas de las batallas que libramos diariamente. Pero no estamos solos. Nuestra lucha es parte de una lucha mayor que abarca todos los rincones del planeta.
El internacionalismo proletario nos enseña que la verdadera emancipación no conoce fronteras. La lucha por la justicia y la igualdad debe trascender las diferencias nacionales y unificar a los oprimidos del mundo entero. Así como las y los trabajadores argentinos se levantan contra la explotación y la devastadora situación económica, también lo hacen en otros países. Es nuestra responsabilidad apoyarnos y aprender unos de otros.
Las palabras de Fidel son un recordatorio poderoso de que, unidos, somos más fuertes. Alzamos nuestras voces en un clamor unificado por un mundo más justo, donde cada ser humano pueda vivir con dignidad y respeto. Viva el internacionalismo proletario, viva la unidad de los pueblos. Porque sólo juntos, a través de la solidaridad y la acción colectiva, podemos construir un futuro donde prevalezcan la justicia, la igualdad y la paz.