Por Alejandro Garzón
La imagen de un trabajador en bicicleta, empapado hasta los huesos, luchando contra la lluvia torrencial y las calles inundadas de Río Gallegos, es un reflejo desgarrador de la precarización laboral que enfrentan muchos en nuestro país. Este trabajador de PedidoYa, en su lucha diaria por ganar un sustento, personifica la dura realidad de miles que, bajo la fachada de la economía de plataformas, ven erosionados sus derechos y su dignidad laboral.
El modelo de negocio de empresas como PedidoYa se sustenta en la precarización de sus trabajadores y trabajadoras. Estos, muchas veces considerados «colaboradores independientes,» carecen de los beneficios básicos que debería ofrecer cualquier empleo digno. No tienen acceso a una obra social, vacaciones pagadas, aguinaldos ni aportes jubilatorios. Esto los deja en una situación de vulnerabilidad extrema, donde deben asumir todos los riesgos laborales sin el respaldo de la seguridad social.
La imagen del repartidor en bicicleta en medio de una inundación ilustra la indiferencia de estas multinacionales hacia las condiciones laborales de sus trabajadores. No importa si llueve, truena o hay una tormenta, el algoritmo no descansa y las demandas de entrega deben ser cumplidas. Esta deshumanización del trabajo, donde se prioriza la eficiencia y el lucro sobre la salud y seguridad de los trabajadores y trabajadoras, es una muestra clara de cómo la precarización se ha normalizado. Y sumado a eso, pedalean entre 6 y 8 horas y en muchos casos más, sin importar las inclemencias del clima y los riesgos de la calle, especialmente en ciudades grandes.
La pandemia expuso aún más estas desigualdades. Mientras muchos pudimos trabajar desde la seguridad de nuestros hogares en teletrabajo, que es un tema que hay que seguir discutiendo, las y los trabajadores de plataformas siguieron en las calles, exponiéndose al virus para mantener nuestras vidas lo más normales posible. Sin embargo, este sacrificio no se tradujo en reconocimiento o mejoras laborales. La precarización siguió su curso, con aumentos de demanda y una competencia feroz que obliga a los trabajadores a aceptar condiciones cada vez más desfavorables.
El mundo del trabajo hoy favorece a los grandes grupos económicos y desfavorece a las y los trabajadores. Los gobiernos acceden sin chistar a los beneficios que estas empresas exigen, como las reformas laborales a medida del empresariado. Estas reformas, lejos de proteger a las y los trabajadores, buscan flexibilizar aún más el mercado laboral, facilitando despidos y reduciendo costos laborales a expensas de los derechos de quienes más lo necesitan.
En este marco es urgente que el movimiento obrero sea mas internacionalista y se una con jornadas, huelgas y campañas internacionales en la lucha contra la precarización laboral en el mundo, porque no es una batalla que se pueda ganar en cada país de manera aislada; es una lucha global, ya que las multinacionales que perpetúan estas condiciones operan en todo el mundo. Empresas como Uber, Amazon y Glovo, al igual que PedidoYa, están presentes en múltiples países, imponiendo un modelo de negocio que prioriza el beneficio económico sobre los derechos humanos y laborales de las y los trabajadores.
Un ejemplo de la lucha global es como lo fue en el Reino Unido, que los repartidores de Deliveroo han organizado varias huelgas y manifestaciones para exigir un pago justo, mejores condiciones laborales y el reconocimiento de sus derechos como trabajadores. En marzo de 2021, miles de repartidores se unieron en una huelga en Londres y otras ciudades, exigiendo un salario mínimo garantizado y beneficios básicos como el seguro de salud y vacaciones pagadas. Esta movilización recibió el apoyo de sindicatos como el Independent Workers Union of Great Britain (IWGB), que ha sido fundamental en la organización y visibilidad del movimiento.
En España, los repartidores de aplicaciones, conocidos como «riders», han llevado a cabo numerosas protestas y acciones legales para mejorar sus condiciones laborales. En 2020, la «Ley Rider» fue aprobada, reconociendo a los repartidores como trabajadores asalariados en lugar de autónomos, otorgándoles acceso a derechos laborales básicos. Este cambio legislativo fue resultado de años de presión y movilización por parte de los repartidores y sus aliados sindicales y políticos.
En Estados Unidos, los trabajadores de Amazon han organizado huelgas y manifestaciones, especialmente durante la pandemia de COVID-19, para exigir mejores condiciones de trabajo y medidas de seguridad. En abril de 2021, un esfuerzo significativo fue la campaña de sindicalización en el almacén de Amazon en Bessemer, Alabama. Aunque la campaña no tuvo éxito en esa ocasión, atrajo la atención mundial y subrayó la necesidad de una mejor organización y apoyo a nivel global.
En Europa, los trabajadores de Amazon también han participado en huelgas coordinadas. En noviembre de 2020, los empleados de Amazon en Alemania, Francia y otros países europeos se unieron en una huelga durante el Black Friday, uno de los días de mayor venta del año, para protestar contra las condiciones laborales y exigir mejores salarios y beneficios.
En Argentina, los repartidores de aplicaciones como Rappi, Glovo y PedidoYa también han protagonizado movilizaciones significativas. En 2019, realizaron varias protestas y paros nacionales, denunciando la precarización laboral y exigiendo mejores condiciones de trabajo, salarios justos y el reconocimiento de sus derechos laborales. La lucha se intensificó durante la pandemia, cuando los trabajadores esenciales de delivery continuaron trabajando sin las medidas de protección necesarias y con salarios insuficientes. Estos movimientos han contado con el apoyo de organizaciones sindicales y sociales, que han visibilizado la necesidad de una regulación adecuada para proteger a los trabajadores de plataformas.
Estos ejemplos demuestran cómo las y los trabajadores en diferentes países pueden unirse y coordinar sus esfuerzos para enfrentar a las grandes corporaciones que practican la precarización laboral. La solidaridad y la organización internacional de las y los trabajadores son esenciales para lograr cambios significativos y sostenibles. El movimiento obrero debe seguir el ejemplo de estos trabajadores y luchar juntos, cruzando fronteras y apoyándose mutuamente, para garantizar que todos tengan acceso a condiciones laborales justas y dignas. Porque ningún ser humano debería tener que arriesgar su vida y su salud para poder ganarse el pan de cada día. La lucha contra la precarización laboral es una causa global y solo mediante la unidad y solidaridad internacional del movimiento obrero podremos vencerla.