Por Alejandro Garzón
En la Argentina de Javier Milei, donde se pregona la libertad económica y la eliminación del Estado, nos enfrentamos a una realidad alarmante: 50 pymes cierran sus puertas cada día. Este dato, revelado por el titular de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales, Leo Bilanski, no es solo una cifra fría, sino el reflejo de una crisis profunda que atraviesa nuestra sociedad, una crisis de deshumanización.
Cada cierre de una pequeña y mediana empresa representa un golpe devastador a nuestra economía y nuestro tejido social. Las pymes no son solo unidades económicas; son el corazón de nuestras ciudades y barrios, generadoras de empleo y oportunidades para miles de trabajadores y trabajadoras.
Sin embargo, en el modelo económico de Milei, donde se privilegia a los grandes capitales y se desmantela el tejido social, los trabajadores son expulsados a la pobreza. Despojados de sus empleos, enfrentan la incertidumbre y la desesperanza. Familias que antes vivían con dignidad, ahora luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más hostil y deshumanizado.
La deshumanización no es solo económica. Es una crisis de valores, donde el individuo y su bienestar se ven relegados ante el avance de políticas que benefician a unos pocos poderosos. La destrucción de nuestras pymes es el síntoma de una enfermedad más profunda: la pérdida de la empatía y la solidaridad en la construcción de nuestra sociedad.
El modelo económico de Javier Milei está conduciendo al país a un abismo. Las pymes, que son las principales fuentes de empleo y motores del desarrollo local, están siendo exterminadas bajo un régimen que solo beneficia a las grandes corporaciones y a los sectores más privilegiados. Esta política de desregulación extrema y desmantelamiento del Estado ha generado una crisis sin precedentes, condenando a miles de trabajadores y trabajadoras a la miseria.
Este modelo económico que nos arrastra hacia la pobreza y a la indigencia debemos enfrentarlo con mas organización popular. En ese sentido debemos luchar por una Argentina donde cada pyme tenga la oportunidad de crecer y prosperar, donde cada trabajador pueda vivir con dignidad y seguridad. Porque un país que abandona a sus pymes y a sus trabajadores, abandona su futuro y su alma.